7 de julio de 2010

Mariana Salcido
Filosofia Negra
El Sol de San Luis
13 de junio de 2010

* Me extraditan

San Luis Potosí, San Luis Potosí.- Las venas se esgrimen a pesar de los pinchazos de la aguja en los hospitales, en las barras de la cárcel, como el mango de una espada; mis venas se esgrimen contra tu voto, contra ser ignorado, contra la ingeniosa tijera del disgusto moralino. El arrepentimiento acometió el sarcasmo que pensaba hace minutos, en este caso esa bendición es venderse.

Mirarme hoy es ponerse más triste que nunca, como una playa abandonada por el sol, como la primera estrella el día del plazo expirado. Así que empiezo a sufrir los escalofríos del desamparo de sus ojos. Llegaría con la tristeza que me mira fijamente y se pone a llorar.

Dios no requiere mi fe para existir ahí, donde quiera que esté, y la belleza florece con el agua de mi sepultura, las sonrisas acontecen sin la gracia de mis palabras, los milagros cambian la luz al día sin voluntad de mi palabra, el niño juega y ríe como una matraca chiquita sin mi mano cosquillenado su cuerpo, el diario huele a tinta profunda como tierra mojada, y no estoy más ahí. Ya no hay prueba de que existo, soy una calle a la que olvidaron las baldosas, un cliente en espera, un número en negro, el hijo pródigo que quedó huérfano. La soledad es la más triste alegría del penitente, la inexistencia es la más alegre tristeza del que se ha visto por dentro.

La bruma del bosque muere a mis expensas, a mis adentros cuando inhalo, y se marea, y se asfixia; soy la calavera que viste todo su esqueleto, soy la ausencia que meditas, la que lamentas, la que olvidas. Cabalgo por el hueco oscuro de mi cara con la desesperación latente y la espera de tu reflexión frente a mí que te miro por las cuencas escondido, tengo este enorme rugido callado en la garganta. Mi país me apresura, me urge, me exige y no puedo verle.

Hoy estoy harto, demonio, harto del café y de los libros que llevo en digestión, mirarme hoy es ponerse más triste que nunca porque si alguien me mira te mirará temblando en el agua de mis ojos. Demonio desalmado, casi humano que pretende mi desvivir eterno, los deseos pugnan ardientes y desencadenándose en mi tantos gusanos.

Toda hoja ha caído de tristeza, la esperanza vestida de amarillo del eterno otoño de la vida. Amarillo de límpido frío que nada requiere, amarillo de la voz quebrada de la despedida de cada día. Amarillo de enfermedad de vino que me llevó a la sala de ausencias aquél día, desde que no existo.

Si no me ves, no estás ciego, es que me han borrado; si no corres hacia mí, no te faltan alas; es que me han llevado. Si en la espera no llego, ha sido sólo esta oscuridad que alejan. No te vayas, siete días son una eternidad cuando tenemos el pecho tan vacío, la cabeza tan loca, y serás el único cuerdo y el único zurdo entre los diestros, el tuerto en la tierra sin ojos, el líder del polvo de la mesa y el alcahuete del desorden en tu equipaje. Eso es más que no ser nada.

Para Pedro Rodríguez, que no se ha ido.

magia.salcido@gmail.com

Párrafos tomados de la delicia punzante de mis mentiras

Mariana Salcido
Filosofía Negra
El Sol de San Luis
4 de julio de 2010

* Párrafos tomados de la delicia punzante de mis mentiras

San Luis Potosí, San Luis Potosí.- Si rasgo con la mente tu recuerdo no espero que me des una sorpresa. Lejos de la realidad obtusa en que caminas por pasillos iluminados, la gente que te rodea, las plantas que adornan tu paisaje indiferente no son meta para mí.

Invento que el ocaso de mi rutina se tiñe de luz nueva, infinita, sueño que me miras y me piensas, me dibujas, eso me alimenta.

Me enamoré de esta creación. Como un dios magnánimo te doté de sonrisa honesta, ojos cristalinos, comprensión con las personas; te hice exitosa y buena, cultivé tu corazón en el silencio de mi mente. Sin poner mucha atención a tus facciones, aquél que te presienta sabrá que eres hermosa, tu belleza como un halo brillaría derrocando tinieblas en cornisas.

Te hice lejana, te volví conclusión que desespera los sentidos mientras se aleja sonriente. Transformé tus manos de aquel abril antes ávidas, ahora efímeras. Tú recuerdo entibia la soledad de mi mañana.

No, no quisiera conocerte, me resultaría decepcionante saber que existes, mi mundo se vendría abajo, ¿puedes comprenderme? La esperanza de reunirnos se vería dislocada con la realidad de tu presencia ¿En dónde jugarán mis pensamientos? Decido así, concebir tu tacto tierno, mío, sólo mío. Por eso me alejo del mundo, no sea que te tope por ahí; por eso no contesto las llamadas. Por favor, no respondas si te llamo alguna vez, no vaya a ser que tú me abraces y te agrade, no sea que nuestros corazones se desboquen y se necesiten robándonos así la libertad. No quisiera descubrirte una mañana inerte y saber en tu lugar un cuerpo vivo roncando.

Déjame caminar por el parque, andar los jardines dejando cuatro huellas tras mis pasos, entrelazar las manos con dedos imaginarios mientras el frío de la tarde te anhela, me sentaré en una banca y te confiaré secretos muy ocultos, así serán eternos. Hay fantasías que nacieron para eso. Cuando tenga ganas de besar cerraré los ojos y dejaré que lo hagas en forma de viento, luego me reiré discreto y solo de los chistes que no me has contado ¿Acaso no es así el amor?

De este modo nuestras almas serán siempre una, no despertaremos en medio de la noche extrañándonos, ni se agregará una sola lágrima al mar de las desolaciones. Esta sí será felicidad, podremos discutir antes de comer y después escribir un poema sin haber estado heridos por palabra alguna; no me arrepentiré de lo que pudo haber sido, tendré tiempo de pensar y trabajar, y siempre que quiera recargar mi cabeza en tu pecho te sacaré de mi ensueño, y acariciando mí cabello, sonreirás.

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magia.salcido@gmail.com